16 septiembre 2010

Toe Tags, de George A. Romero

Otra de las novedades de Septiembre que Planeta acaba de publicar en España es Toe Tags, con guión de George A. Romero, maestro creador del género con el clásico de 1968 La noche de los muertos vivientes. Superándose a si mismo todas las películas de zombis modernas se inspiran en su trilogía El amanecer de los muertos, El día de los muertos y La tierra de los muertos. El dibujo es de Tommy Castillo, la tinta de Rodney Ramos, y las portadas de Bernie Wrightson, dibujante de Dead, she said, que también acaba de publicar Planeta.

El maestro Romero siempre está innovando en el género que creó, algo difícil con la cantidad de cómis, películas y videojeugos que hay sobre zombies. En esta ocasión, en su primer cómic editado en España (pero no el único que ha escrito) plantea una curiosa posibilidad: que al igual que los humanos, donde hay buenas y malas personas, pueda haber zombis buenos y malos. El profesor Hoffman investiga un suero que pueda hacer más pacíficos a estos devoradores de carne humana. La primera fórmula sólo consigue que un zombi se vuelva semi inteligente, pero manteniendo su hambre insaciable. Este ser se llama Attila, y lidera a una horda de muertos vivientes en busca de su comida: humanos. Pero una sombra tira de los hilos detrás de Attila, manipulándolo para dar un golpe de estado en el escaso gobierno humano que queda, y así poder gobernar el mundo, aunque esté poblado de muertos vivientes.

Perfecciona la fórmula experimentando con animales, en este cómic también aparecen animales zombis, como simios o un elefante (siendo vegetariano, ¿comerá carne humana cuando se zombifique?). Hoffman aplica la fórmula a su amigo Damien Cross, para evitar que la infección zombi le transforme en un asesino. Damien, que en vida era buena persona, lo es también en su no muerte. Pero, ¿qué hace a alguien ser humano? ¿su apariencia o sus sentimientos? Descubrirá que hay algunos humanos peores que los zombis, y esto le provoca un dilema: hacer caso a lo poco que le queda de humanidad, ayudando a las pocas personas supervivientes, o bien ayudar a los que ahora son sus congéneres: los muertos vivientes.

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