Por fin, hoy me he pasado el juego con
dos personajes, uno de ataque a distancia y otro de cuerpo a cuerpo.
Voy a comentaros mis impresiones tras la “hazaña” .
LA DIFICULTAD.
En su día os comenté que el juego me
estaba pareciendo facilón. He de reconocer que he conseguido que me
maten unas cuantas veces antes de terminar el juego, pero soy
consciente de que en general ha sido por no tener ninguna prudencia:
al recibir experiencia adicional por masacres, destrucciones y golpes
brutales, así como amortizar santuarios iluminados (avaricia,
básicamente). La facilidad del juego es pasmosa especialmente una
vez que juegas con segundos personajes que heredan los objetos que
han dejado obsoletos los personajes de más nivel.
Esperaba que en el nivel pesadilla
notase un salto, pero en absoluto: solamente me ha planteado un
desafío la presencia de un grupo de campeones y un jefe con esbirros
en medio de marañas de monstruos; el incremento de vida y pegada de
estos grupos si se hace duro; no puedo decir lo mismo de los malos
finales: es cierto que duran más y hacen algo más de daño, pero
esto solo implica que tardas un poco más en matarlos. Siguiendo con
mi línea avariciosa, siempre llevo objetos que tengan un altísimo
valor de bonificador de experiencia, no los más poderosos… Ni me
veo necesitado a cambiarlo.
He de reconocer que no me ha parecido
muy descompensado un personaje frente a otro. Así, el malo final me
costó eliminarlo a tiros, mientras que con el monje me duró dos
tortas, mientras que me costó algo eliminar a enemigos con auras
poderosas y que causaban mucho daño en cuerpo a cuerpo, cuando la
cazadora de demonios los acribillé sin piedad.
El instalar el parche 1.04 ha hecho que
la facilidad del juego pase a ser insultante, llegando a multiplicar
por diez el daño de algún ataque especial.
EL ARGUMENTO.
Una vez pasado el juego, me reafirmo en
lo poco original de la distribución del juego. Me parece que se han
alargado artificialmente los actos (salvo el final, que al igual que
ocurría en Diablo II, es más corto), si bien he de reconocer que el
argumento tenía algo de gracia. Vale, no puedes hacer nada que
modifique el final del juego, pero el juego tiene una trama, y los
personajes tienen un trasfondo, por lo que si te aburres, puedes
hablar con los esbirros, con los personajes secundarios… Incluso
con el herrero y más! Al volver a comenzar el juego en dificultad
normal, me voy fijando en diálogos que consideré triviales y que
podían haber causado que hubiese deducido cómo iba a acabar el
juego, pero me alegro de haberlos ignorado, para que no me hubiese
chafado el “inesperado” desenlace.
PERSONAJES.
Después de haber hecho progresar a los
personajes, me parece que se han hecho todos mucho más similares. No
quiero decir que como ocurría en Diablo I todos los personajes se
diferenciaban en poco más que en el valor máximo que podían
alcanzar sus atributos, pero sí que puedes hacer que se parezca
bastante el estilo de juego de los diferentes personajes: que si
tienen ataques que ralentizan, que si desapareces, que si aturdes. Al
final, casi todos pueden invocar compañeros de una forma u otra, el
lanzamiento de arma del bárbaro tiene unas posibilidades que hacen
que parezca un personaje de disparo, ¡y puedes hacer que el mago en
vez de disparar vaya al cuerpo a cuerpo!
Volviendo al tema de personalización
de los personajes, me parece un poco ridículo el concepto de
atributo. Recordemos que una subida de nivel da dos puntos a
vitalidad, 3 al atributo principal y un al resto. El atributo
principal se suma al daño que causa un personaje, un punto de
vitalidad equivale a 20 de vida, por lo que, podrían haberse
limitado a decir subes la vida, aumenta tu daño base y punto.
En cualquier caso, el gran acierto son
las posibilidades que te da el escoger tus habilidades: ya no
“desperdicias” puntos en habilidades que resultan ser inútiles,
y puedes escoger la habilidad que mejor se adapte a la situación
(básicamente: malo final o muchos malos).
OBJETOS.
Si en la revisión anterior que hice al
juego elogié la capacidad del herrero para crear objetos, debo
admitir que no era para tanto. Las armaduras tienen un poco más de
recorrido, al igual que las armas genéricas. No puedo decir lo mismo
de las armas específicas (puño de monje, ballesta de mano,
varitas, mojos).
Sin embargo, me parece que la compra de
objetos a los mercaderes es mucho más operativa. Los objetos son
adecuados al nivel del personaje, y el hecho de que haya varios
mercaderes por acto nos asegura la existencia de género.
Por último, en nivel pesadilla
comienzan a aparecer objetos con resistencias elementales y al daño
físico.
Me ha resultado muy curioso como se ha
controlado el progreso del joyero y el herrero: en el nivel normal,
pagas, pero yo he llegado a un punto, (jugando con todas las clases a
la vez, y por tanto acumulando mucho oro) en el que has ampliado al
máximo el alijo, y te sobra dinero. Pues bien, en el nivel pesadilla
se hace necesario el uso de recetas, un nuevo objeto que dejan los
monstruos para enseñarles; poco más adelante, necesitas incluso una
receta para crear cada uno de los objetos/gema más poderosos (ya he
podido comprobar que en pesadilla hay dos niveles de gemas por encima
de “perfecta”), y ahora mismo me piden libros para seguir
progresando. Todavía no me han dado ninguno, supongo que para
dificultad infierno.
ALGO MÁS.
En esta edición, Diablo cuenta con
cuatro niveles de dificultad. He de agradecer que la muerte en el
segundo nivel no me haya quitado experiencia ni oro, lo que era muy
doloroso en su predecesor, pero con todo, considero que daba bastante
miga al juego; ya veremos si esto cambia más adelante. De momento,
la muerte sólo te hace perder durabilidad de tus objetos, pero el
importe de esto es ridículo, comparado con los palos de Diablo II,
así como el coste de pociones.
Para hacer un poco más interesante
pasarse los niveles de dificultad, contamos con una laaaarga lista de
logros. Es cierto que muchos son del tipo derrotar a tal monstruo en
nivel muy difícil, pero los hay muy simpáticos y variados. Echando
un vistazo a la lista de logros, compruebo gratamente que hay todavía
multitud de misiones secundarias que no he descubierto.
Todavía me queda pendiente probar el
multijugador, a ver si me animo. Lo otro que me queda pendiente es
meterme en el nivel secreto… ¿De la vaca?
No hay comentarios:
Publicar un comentario