El carismático Federico Barbarroja fue rey de Alemania y emperador del Sacro Imperio Romano durante casi 40 años. Con sus grandes habilidades para la organización y su inteligencia militar, buscó la paz en Alemania mientras capitaneaba seis expediciones a Italia para desafiar la autoridad papal. Barbarroja asimiló varias ciudades-estado italianas, reclamando finalmente el control imperial directo antes de llegar a un acuerdo pacífico con la oposición. En 1180 se centró en su país, derrocando a Enrique el León, uno de los príncipes alemanes más poderosos de la época, y proclamó la paz en todo el Imperio. A pesar de las tensiones con la Iglesia y su avanzada edad, Barbarroja acudió a la llamada de la Tercera Cruzada y murió en campaña. Su heroísmo le confirió un estatus de leyenda en el folclore alemán, según el cual, duerme en la Montaña Kyffhauser y volverá para dirigir a Alemania a otra edad de oro.
Unidad exclusiva: Submarino alemán
El formidable submarino militar alemán era una categoría única cuando apareció por primera vez en la Primera Guerra Mundial, ya que poseía un tamaño, un armamento y una capacidad de carga mucho mayor que la de las naciones rivales. Los submarinos alemanes siguieron siendo una de las herramientas militares más importantes en la Segunda Guerra Mundial, bloqueando los puertos enemigos e interceptando a las flotas mercantes y civiles antes de que pudieran llegar a sus destinos.
Distrito exclusivo: Hansa
La Hansa, una confederación de comerciantes medievales alemanes famosa por sus monumentos góticos de ladrillo, unió a las comunidades comerciales para proteger sus intereses económicos. El centro de la Hansa era Lübeck, y allí se reunían los representantes para hablar de cómo lograr el mejor clima para el comercio. La Hansa permitió la formación de ejércitos que aseguraban la defensa contra la piratería y otros peligros relacionados con las rutas comerciales.
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