ECC Ediciones publicó en Marzo de 2016 Orbitador, inédita novela gráfica de Warren Ellis (Planetary, Transmetropolitan) y Colleen Doran (Gone to Amerikay, Sandman), publicada en USA en 2003 (casi nada) y que trata el regreso del transbordador espacial Venture a la Tierra tras haber desaparecido hace 10 años…
Con 122 páginas a color en cartoné por 13,50€, ISBN 9788416660261. Traducción de Francisco San Rafael
El equipo creativo de Orbitador (Orbiter) rinde su particular homenaje a los exploradores espaciales a través de esta obra que combina misterio y ciencia ficción. ¿Qué sucedió con la tripulación del Venture? ¿Por qué su piloto está sumido en un estado catatónico? ¿Cuál es el origen del nuevo instrumental y de la película orgánica que recubre a la nave? Las sorprendentes respuestas, en las páginas de esta espectacular novela gráfica.
Orbitador es un homenaje a la carrera espacial y a los héroes que formaron parte de ella, especialmente dedicada a los que perdieron la vida para que la humanidad pudiera llegar un paso más alla, como son los astronautas del tristemente conocido transbordador Columbia, a los que Ellis dedica el cómic, sin olvidar también a los del trágicamente famoso Challenger. Desgraciadamente la crisis económica, unida a los numerosos problemas técnicos de varios transbordadores, hicieron que el programa espacial de la NASA haya quedado desde entonces en un punto similar al del cómic, en el que ya no hay viajes espaciales, con la única excepción de alguna ida y venida a la Estación Espacial Internacional, y alguna sondas en otros planetas del sistema solar, unas con más éxito y otras con mucho menos.
El hombre ha soñado e incluso adorado a las estrellas desde que levantó la vista al cielo. Y el echo de no tener un programa espacial serio y estable para los apasionados del cosmos y la ciencia ficción como yo supone un paso atrás para la humanidad, por no decir un desperdicio/ofensa a todos los que lucharon, trabajaron y dieron sus vidas por sacarlo adelante.
En esta historia Ellis nos presenta una NASA completamente abandonada, 10 años después de perder el contacto con el Venture su último transbordador. Como podéis ver en las ilustraciones de arriba y que me llamó la atención, es ver el Centro Espacial Kenedy rodeado de chabolas y miseria. Aunque hoy en día no es así, puede verse como una metáfora. Otra escena impactante (literalmente) es el regreso del Venture y su "aterrizaje", después haber desaparecido con sus 7 tripulantes hace 10 años.
Ellis muestra el abandono del programa espacial que va e paralelo a una pérdida de esperanza y deterioro social de la humanidad. Como si hubiésemos perdido una parte de nosotros mismos. Así me siento yo al recordar las hazañas los astronautas. Y tiene su parte de lógica, abandonando la esperanza de llegar hasta nuevos mundos y más allá, estamos abandonando a una parte de nosotros, pues, ¿no estamos echos del mismo material que las estrellas?
El principal misterio aparte de del regreso del Venture y dónde ha estado hasta ahora, es qué ha pasado con su tripulación. Ademas de las modificaciones y añadidos que tiene la nave, algunos de naturaleza orgánica. Cada nuevo descubrimiento abre la puerta de nuevos interrogantes. De sorpresa en sorpresa y cuando pero casi sin darnos cuenta y cuando se pone justo en lo más interesante, termina de forma repentina dejando una puerta abierta a la imaginación sobre qué ocurrirá después, algo que sin duda daría para una gran secuela.
La cuidada edición de ECC incluye un epílogo de Warren Ellis y algunos diseños y personajes de Colleen Doran, incluyendo el de la portada que me cautivó en cuanto la vi. Tal vez la intención o moraleja del cómic y de su final es que hagamos lo mismo que en la portada, que al mirar al cielo soñemos con poder volver a viajar hacia las estrellas. Y que perdamos ese miedo a lanzarnos al riesgo de lo desconocido del espacio exterior. Ojalá que podamos estar ahí para verlo.
Orbitador es un homenaje a la carrera espacial y a los héroes que formaron parte de ella, especialmente dedicada a los que perdieron la vida para que la humanidad pudiera llegar un paso más alla, como son los astronautas del tristemente conocido transbordador Columbia, a los que Ellis dedica el cómic, sin olvidar también a los del trágicamente famoso Challenger. Desgraciadamente la crisis económica, unida a los numerosos problemas técnicos de varios transbordadores, hicieron que el programa espacial de la NASA haya quedado desde entonces en un punto similar al del cómic, en el que ya no hay viajes espaciales, con la única excepción de alguna ida y venida a la Estación Espacial Internacional, y alguna sondas en otros planetas del sistema solar, unas con más éxito y otras con mucho menos.
El hombre ha soñado e incluso adorado a las estrellas desde que levantó la vista al cielo. Y el echo de no tener un programa espacial serio y estable para los apasionados del cosmos y la ciencia ficción como yo supone un paso atrás para la humanidad, por no decir un desperdicio/ofensa a todos los que lucharon, trabajaron y dieron sus vidas por sacarlo adelante.
En esta historia Ellis nos presenta una NASA completamente abandonada, 10 años después de perder el contacto con el Venture su último transbordador. Como podéis ver en las ilustraciones de arriba y que me llamó la atención, es ver el Centro Espacial Kenedy rodeado de chabolas y miseria. Aunque hoy en día no es así, puede verse como una metáfora. Otra escena impactante (literalmente) es el regreso del Venture y su "aterrizaje", después haber desaparecido con sus 7 tripulantes hace 10 años.
Ellis muestra el abandono del programa espacial que va e paralelo a una pérdida de esperanza y deterioro social de la humanidad. Como si hubiésemos perdido una parte de nosotros mismos. Así me siento yo al recordar las hazañas los astronautas. Y tiene su parte de lógica, abandonando la esperanza de llegar hasta nuevos mundos y más allá, estamos abandonando a una parte de nosotros, pues, ¿no estamos echos del mismo material que las estrellas?
El principal misterio aparte de del regreso del Venture y dónde ha estado hasta ahora, es qué ha pasado con su tripulación. Ademas de las modificaciones y añadidos que tiene la nave, algunos de naturaleza orgánica. Cada nuevo descubrimiento abre la puerta de nuevos interrogantes. De sorpresa en sorpresa y cuando pero casi sin darnos cuenta y cuando se pone justo en lo más interesante, termina de forma repentina dejando una puerta abierta a la imaginación sobre qué ocurrirá después, algo que sin duda daría para una gran secuela.
La cuidada edición de ECC incluye un epílogo de Warren Ellis y algunos diseños y personajes de Colleen Doran, incluyendo el de la portada que me cautivó en cuanto la vi. Tal vez la intención o moraleja del cómic y de su final es que hagamos lo mismo que en la portada, que al mirar al cielo soñemos con poder volver a viajar hacia las estrellas. Y que perdamos ese miedo a lanzarnos al riesgo de lo desconocido del espacio exterior. Ojalá que podamos estar ahí para verlo.
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