Dentro de la colaboración entre SelectaVisión y el Festival de Sitges, se proyectará en exclusiva en el Auditorio del Festival de Sitges 2015 el lunes 12 de octubre a las 15.45h Miss Hokusai en versión original con subtítulos en castellano. La película viene precedida por el éxito internacional en varios festivales destacando el Premio Especial del Jurado del Festival Annecy 2015. La película participa en la “Secció Oficial Fantàstic competició”. La película está dirigida por Keiichi Hara conocido por películas como Colorful y el Verano de Coo y realizada por el prestigioso estudio Production IG. Si queréis estar al día de noticias como esta podéis seguirme en Twitter.
Katsushika Hokusai es probablemente uno de los artistas japoneses más conocidos en el ámbito internacional. Su serie de xilografías, grabados con planchas de madera, titulada Treinta y seis vistas del monte Fuji y en particular La gran ola de Kanagawa son tan emblemáticas que es habitual ver reproducciones suyas en camisetas y tazas de café en tiendas de regalos de todo el mundo.
Sin embargo, tal vez con la excepción de un reducido círculo de estudiosos, muy pocos saben que Hokusai tenía una hija de gran talento, llamada Oei, que lo asistió hasta su muerte. Por ello, puede resultar una sorpresa el que muchas obras que se ha dado en atribuir al maestro Hokusai en realidad sean, muy probablemente, fruto de una colaboración entre padre e hija, o incluso realizadas por Oei por entero, aunque las firmara Hokusai sencillamente porque su nombre tenía mayor atractivo en el mercado. Relatos de la época, principalmente de discípulos, parecen confirmar que Oei superaba a su padre en los retratos de mujeres hermosas (bijinga), uno de los temas típicos del arte japonés. El propio Hokusai lo reconocía plenamente y ambos compartían roles en el proceso creativo. Hasta el día de hoy, Oei sigue siendo uno de los misterios más fascinantes del arte japonés, con menos de una docena de obras atribuidas a ella por consenso y, sin embargo, todas ellas de excepcional talento artístico y aguda sensibilidad.
Oei, personaje singular y de espíritu libre, se halla en el centro de Miss Hokusai, el nuevo largometraje de animación del director galardonado en Annecy. Keiichi Hara. Basado en el manga de Hinako Sugiura titulado Sarusuberi (Espumilla) y con guion de Miho Maruo (Colorful), Miss Hokusai narra una historia acerca de esta excéntrica familia de artistas, con una problemática relación padre-hija. Presenta a una chica directa y de carácter fuerte en el Japón de principios de siglo XIX, que desapareció misteriosamente antes de la restauración Meiji. Miss Hokusai marca la primera colaboración entre Hara y Production I.G, el estudio con sede en Tokio creador de Ghost in the Shell, Una carta para Momo y La isla de Giovanni.
Se dice que a lo largo de su vida Hokusai se mudó de casa 93 veces, porque él y su hija se dedicaban exclusivamente a dibujar; compraban la comida en los puestos callejeros, echaban la basura por el suelo y nunca limpiaban. Cuando se hacía imposible vivir en la casa, sencillamente se trasladaban a la siguiente. Este aspecto peculiar de la familia Hokusai se retrata vívidamente en Miss Hokusai.
Una de las ciudades más pobladas del mundo, rebosante de campesinos, samuráis, ciudadanos, comerciantes, nobles, artistas, cortesanas y, tal vez, incluso de cosas sobrenaturales. Tetsuzo, artista consumado en su época y ahora en la cincuentena, cuenta con una clientela por todo Japón y trabaja sin descanso en el caos de su casa-estudio, rodeado de basura. Se pasa el día creando obras de arte asombrosas, desde un Bodhidharma de tamaño gigante en una hoja de papel de 180 metros cuadrados a un par de gorriones pintados en un minúsculo grano de arroz. Irascible y extremadamente sarcástico, goloso pero sin un interés particular por el sake ni el dinero, cobraría una fortuna por cualquier encargo que no le apetezca aceptar.
La tercera de las cuatro hijas de Tetsuzo nacida de su segundo matrimonio, Oei,una chica de 23 años sin pelos en la lengua, ha heredado el talento y la terquedad de su padre y suele pintar en su lugar aunque sin firmar su trabajo. Su arte es tan potente que a veces le trae problemas. «Padre e hija: dos pinceles, cuatro palillos. Muy mal tendríamos que estar para no poder comer».
Décadas más tarde, Europa descubrirá el inmenso talento de Tetsuzo. Se le conocerá principalmente por uno de sus muchos nombres, Katsushika Hokusai, y cautivará a toda una generación de artistas, desde Degas a Monet, Van Gogh y Klimt, Debussy y Baudelaire. Su emblemático grabado La gran ola de Kanagawa aparecerá en camisetas y tazas de café en el mundo entero.
Sin embargo, hoy en día muy pocos saben de la mujer que lo ayudó durante toda su vida y que realizó una gran contribución en su arte sin recibir ningún crédito. Esta es la historia no contada de Oei, conocida como Katsushika Oi, la hija del maestro Hokusai: un vivaz retrato de una mujer de espíritu libre eclipsada por la figura mítica de su padre, que se desarrolla a través de los cambios de estación.
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